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*TE PROMETO QUE SERÁ EL ULTIMO* PARTE 4

Que pesado este chaval con esto de estirar tanto el chicle.

¿Por qué no me acribillaron con los fallos que tenía mi trabajo?

Hay dos teorías.

Quizás eran muy buenas personas y no buscaban hacer daño.

O quizás la psicología de sacarlos a relucir funcionó.

Exacto.

Un trabajo que has estado realizando durante meses.

Que has preparado presentación y consultado a muchas personas para sacarlo adelante.

Lo tienes más que masticado.

Bueno a lo que iba.

Que sabía todos y cada uno de mis fallos.

Pero, también sabía justificarlos.

Entonces, antes de que alguien te salte a la yugular y te diga…

-Eh! Esto está mal calculado.

-Esto es un errar garrafal que no se puede cometer.

-Esto no tiene sentido financiero.

O un largo etcétera.

Lo dije yo.

Es decir, desacredité mis fallos.

Al sacarlo a la luz.

Fue el primero que dije.

Os aviso.

Esto está mal calculado.

Esto financieramente hablando es una aberración como bien sabéis.

Es decir, aunque no se hubiesen dado cuenta, yo lo saco y los hago participe.

Les digo.

Sí esto y sé que lo sabéis.

Activas las alertas de quienes te escuchan y ven el error.

Es como esas imágenes abstractas que dices, que ves un jarrón o una mujer.

Y tu solo ves el jarrón y hasta que no te dicen donde está el rostro de las dos mujeres desnudas no lo llegas a ver, pues eso.

Bueno, tiende a ser al revés.

El jarrón es lo último que se ve.

Pero a lo que iba.

El fallo.

Remarcar tu propio fallo, te da autoridad.

Seguridad.

Y al justificarlo.

En mi caso fue con una frase simple.

Sé que está mal, pero mi padre lo hubiera calculado así, porque la gente de a pie, no entienden de matemáticas financieras, solo saben el dinero que realmente les sale de su bolsillo.

Ya.

No más.

Sencillo.

Haz las cosas naturales, yendo de frente es más fácil que no quieran hincarte un destornillador cuando te ven sangrar, sino que comprenderán por qué estás sangrando.

Que tengas buen día,

Alberto.